Inteligencia emocional en educación superior: contribuciones a la calidad educativa

María Isabel Ruíz Segarra 1

Resumen
El objetivo de esta investigación fue caracterizar los niveles de manejo emocional en estudiantes de un instituto tecnológico superior de la ciudad de Quito- Ecuador. El manejo emocional es parte de la Inteligencia Emocional según el modelo teórico de Mayer y Salovey (1997) y para evaluarlo se aplicó el Emotional and Cognitive Cordillera Test de Vera y Cortés (2019). La muestra (N= 425) corresponde a estudiantes adscritos a diez carreras diferentes. Los resultados evidencian que el manejo emocional general es regular, con una media de 77,04. Las carreras que alcanzaron mayores puntajes fueron las que requieren calidad en las relaciones sociales dentro del ámbito laboral y que están vinculadas con el área de salud y bienestar (Optometría, Turismo, Boticas y Farmacias y Desarrollo Infantil). Con respecto a la variable género, se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p= 0,003) a favor del género femenino. Se concluye que es necesario incorporar planes de intervención que mejoren las competencias emocionales de los estudiantes, para contribuir así a su bienestar, a la optimización de los procesos de enseñanza- aprendizaje y a la calidad de la educación superior.
Palabras clave: Inteligencia Emocional, manejo emocional, calidad educativa.

1 Instituto Tecnológico Superior Cordillera, Quito, Ecuador, maria.ruiz@cordillera.edu.ec

Abstract
The aim of the current research was to characterize the emotional management level on students from a technical institute in Quito-Ecuador. Emotional management is part of Emotional Intelligence according to Mayer and Salovey's (1997) theoretical model. For the assessment the Emotional and Cognitive Cordillera Test (Vera y Cortés, 2019) was applied. The sample (N= 425) belongs to students from ten different college fields. The results show that the average emotional management is steady with an average rate of 77.04. The fields reaching the top score were the ones that required high quality of social relationship in the work area and the ones related to health and well being (Optometry, Tourism, Pharmacies Management and Child Talent Development). There were statistically relevant differences (p=0.003) in favor of the female gender. It is concluded that it is essential to integrate contingency plans that improves the student's emotional competencies for their welfare, optimization of the teaching processes and the quality improvement of higher education.
Keywords: Emotional intelligence, Emotional management, Quality of education.

Introducción
La educación de calidad es un aspecto prioritario a nivel mundial. En el Informe Delors (1996) presentado a la UNESCO se planteaban como pilares de la educación, el aprender a conocer, a hacer, a ser y a vivir juntos. De estos cuatro pilares, el aprender a ser y el aprender a vivir juntos requieren particular atención para lograr una educación humanista, que se ajuste a las demandas sociales del futuro.
En el Ecuador, existen políticas encaminadas a garantizar el derecho a una educación de calidad. El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2017–2021 Toda una Vida, señala como primer eje de los objetivos prioritarios “garantizar una vida digna con iguales oportunidades para todas las personas [y para alcanzarlo se requiere] el acceso a una educación de calidad (…) para jóvenes y adultos, con el fin de potenciar sus capacidades y el desarrollo del talento humano” (Senplades, 2017, pp. 53-55). Una parte importante de la calidad de la educación superior es formar profesionales capaces de hacer frente a las necesidades de su entorno, y para esto, no solo se requieren conocimientos teóricos y su aplicación, otros aspectos son considerados determinantes para predecir el éxito en la vida académica del estudiantado.
Tradicionalmente se ha considerado el coeficiente intelectual (CI) como un predictor del rendimiento académico o profesional. En los últimos años, se ha dado importancia a la Inteligencia Emocional (IE), puesto que, un sujeto con un buen manejo emocional tendrá ventaja sobre otros en múltiples aspectos de la vida (Brackett, Rivers y Salovey, 2011; Contini, 2004). Los niveles altos de IE están asociados a: menor consumo de alcohol y drogas en adolescentes, menor vulnerabilidad a la depresión, mejores relaciones interpersonales y en algunos casos mejores posiciones laborales (Fernández-Berrocal y Extremera, 2015). Mayer y Salovey (1997) definen a la IE como la habilidad para regular los sentimientos y las emociones propios y de los otros, discriminar entre ellos y usar esta información para guiar el pensamiento y la acción. Dentro de su propuesta denominada Modelo de las cuatro ramas, se distinguen las siguientes áreas de la IE: adecuada percepción emocional, uso de emociones para facilitar el pensamiento, comprensión de las emociones y manejo emocional.
Este estudio se centró en analizar el manejo emocional en quienes cursan estudios superiores. El manejo emocional implica la capacidad para reflexionar sobre emociones y sentimientos propios y ajenos, regularlos, moderar las emociones negativas e intensificar las positivas para lograr un crecimiento emocional e intelectual (Fernández-Berrocal y Extremera, 2005). Múltiples investigaciones evidencian la relación existente entre IE y salud mental (Cazan y Năstasă, 2015; Fernández-Berrocal y Extremera, 2015), así como también, existe correlación entre IE y rendimiento académico (Suberviola-Ovejas, 2012; Ranjbar, Khademi y Areshtanab, 2017). A decir de Mestre, Guil, Lopes, Salovey y Gil-Olarte (2006), la eficacia en competencias emocionales podrá contribuir a la adaptación social y académica actuando como facilitador del pensamiento, puesto que, el trabajo cognitivo implica la capacidad de emplear y regular las emociones con objeto de favorecer la concentración y el manejo del estrés y, por tanto, producir un incremento en la motivación intrínseca del estudiante.  
Para aportar a la calidad de la educación superior desde una formación holística, el papel de la IE es clave. En este estudio se busca conocer en qué nivel se encuentra el manejo emocional de quienes están empezando su carrera profesional en un instituto de educación superior en la ciudad de Quito y se espera que esta información sirva como diagnóstico, para posteriormente implementar un plan de intervención cuyo objetivo principal sea el mejorar las competencias emocionales del estudiantado. También se analizaron las diferencias en las puntuaciones de manejo emocional por carrera, género y jornada.
Además, esta investigación evidencia la necesidad de considerar los aspectos emocionales dentro del ámbito de la educación superior para así contribuir a los procesos de calidad alineados con la política pública y con las necesidades laborales contemporáneas.

Metodología
La investigación se realizó durante el período académico octubre 2018-marzo 2019. Se levantaron datos sobre el manejo emocional de 425 estudiantes de 10 carreras (optometría, boticas y farmacias, desarrollo infantil, administración financiera, desarrollo de software, marketing, turismo, producción, talento humano y diseño gráfico) que cursaban el segundo semestre de dos jornadas académicas (matutina y nocturna). La participación fue voluntaria y se firmó un consentimiento informado. El 54% de la muestra pertenece al género femenino y el 46% al género masculino(http://www.fao.org/3/w5448s/w5448s07.gif = 22 años; s = 4,39 años)
La metodología aplicada a esta investigación es de corte cuantitativo, descriptivo y no experimental. Para obtener la información sobre manejo emocional se utilizó el Emotional and Cognitive Cordillera Test de Vera y Cortés (2019). Los resultados obtenidos fueron analizados con el programa estadístico SPSS, versión 21. Se aplicó la prueba Kolmogorov- Smirnov para analizar la normalidad de los datos. Para comparar las diferencias entre las puntuaciones de género, jornada y edad se aplicó el test U de Mann-Whitney.
A continuación, se describen algunos aspectos significativos sobre el test utilizado para determinar el manejo emocional de la muestra.
Emotional and Cognitive Cordillera Test (ECCT)
Este test es parte de la prueba de admisión que se utiliza en el Instituto Tecnológico Superior Cordillera, Quito, Ecuador. Valora tanto habilidades cognitivas (aptitud verbal, aptitud numérica, razonamiento abstracto) como manejo emocional y es, en la actualidad, el único instrumento que mide el manejo emocional en población ecuatoriana. Los aspirantes lo resuelven de manera electrónica en un tiempo máximo de dos horas. Los parámetros que se evalúan, así como el número de preguntas para cada uno de ellos y el coeficiente Alpha de Cronbach se describen en la tabla 1.

Tabla 1. Componentes prueba “Emotional and Cognitive Cordillera Test” (ECCT)

 

Ámbito cognitivo

Subpruebas

No. de ítems

Alpha de Cronbach

Aptitud verbal

30

0,61

Aptitud numérica

30

0,75

Razonamiento abstracto

30

0,65

 

Manejo emocional

Escenarios

30

0,89

Autoinforme

15

0,92

Fuente: Elaboración propia basada en Vera y Cortés (2019).

Solamente se tomaron en cuenta los datos correspondientes al ámbito manejo emocional (45 ítems), que es parte de la inteligencia emocional y objeto del presente estudio.

 

Resultados y Discusión
El promedio general de IE alcanzado por la muestra de estudiantes (N= 425) fue de 77,04% lo que equivale a la categoría cualitativa de regular, dentro de los baremos detallados en el manual del ECCT. Estos resultados constituyen una línea base para posteriores intervenciones que mejoren las competencias emocionales de la muestra, con el objetivo de pasar del nivel regular a alto y así contribuir en la formación integral de los futuros profesionales.
Al evaluar el manejo emocional en estudiantes de diez carreras se evidencia que las carreras que mayor puntaje alcanzan son aquellas vinculadas al área de salud y bienestar, y que demandan trato directo con personas (ver figura 1).

Figura 1. Manejo emocional por carrera (ECCT).

Todas las carreras están dentro de la categoría de regular, excepto la carrera de Optometría, cuyo puntaje corresponde a la denominación cualitativa de alto. Los mayores puntajes alcanzados se encuentran en las carreras que implican interacción social directa y que están vinculadas al área de salud y bienestar: Optometría, Turismo, Boticas y Farmacias y Desarrollo Infantil. Una posible razón que explicaría el hecho de que estas opciones de profesionalización tecnológica sean las que mayor puntúan en manejo emocional es que las exigencias laborales inherentes a la naturaleza de las carreras implican el trabajo directo con seres humanos, y, por tanto, relaciones interpersonales armoniosas, donde el manejo emocional se vuelve un factor clave. La inteligencia emocional está asociada a relaciones sociales satisfactorias, mejor clima laboral, entre otros aspectos (Brackett et al., 2011; Contini, 2004).
Los resultados obtenidos presentan gran similitud con otra investigación desarrollada en la misma institución de educación superior con 147 docentes de las 10 carreras a través de la herramienta MSCEIT que mide los cuatro componentes de la IE (Cortés, Rodríguez y Villafuerte, 2019.) En dicha investigación, los docentes que mayores puntajes alcanzaron en IE también fueron los que pertenecían a carreras vinculadas con salud y bienestar: Optometría, Farmacias y Desarrollo Infantil Integral.
Con respecto a la variable género, la tabla 2 muestra que los datos obtenidos concuerdan con la literatura existente en la cual las mujeres alcanzan puntajes mayores que los hombres (Brackett y Mayer, 2003; Cabello y Fernández-Berrocal, 2015; Cabello, Sorrel, Fernández-Pinto, Extremera y Fernández-Berrocal, 2016; Cortés et al., 2019).

Tabla 2. Manejo emocional por género (N=425).


Género

Frecuencia

Porcentaje

Media manejo emocional (%)

Desv. Típ.

Femenino

231

54,4

78,52

15,21

Masculino

194

45,6

75,27

16,93

Total

425

100,0

77,04

16,08

Para evidenciar si las diferencias de los puntajes alcanzados entre mujeres y hombres son estadísticamente significativas, se aplicó el estadístico U de Mann-Whitney y se encontraron diferencias significativas (p=0,003).
La diferencia encontrada puede deberse a que histórica y culturalmente las mujeres desde la infancia son alentadas a expresar sus sentimientos y a desarrollar competencias emocionales que desembocan en un buen manejo emocional, mientras que, los estereotipos de género limitan a que los hombres desarrollen adecuadamente algunos componentes del constructo inteligencia emocional.
Con respecto a la variable jornada, si bien el puntaje alcanzado en la jornada matutina es mayor (77,78) que la jornada nocturna (75,60), al aplicar el estadístico U de Mann-Whitney no se evidencian diferencias estadísticamente significativas (p= 0, 968).
Con respecto a la variable edad (ver tabla 3), llama la atención que el grupo etario más joven es el que más alto puntúa en manejo emocional. Sin embargo, la literatura existente señala que, a mayor edad, mayores habilidades emocionales hasta llegar a un pico de edad donde empiezan a decaer (Cortés, 2016; Segura-Martín, Cacheiro-González y Domínguez-Garrido, 2015).
Tabla 3. Manejo emocional por rango de edad (N=425).


Rango de edad

Frecuencia

Porcentaje

Media manejo emocional (%)

Desv. Típ.

17 - 21 años

238

56,0

79,19

13,86

22 - 30 años

165

38,8

75,35

17,21

31 - 46 años

22

5,2

66,41

23,42

Total

425

100,0

77,04

16,08

 

Conclusiones
Los resultados obtenidos (manejo emocional regular) evidencian la necesidad de proponer un plan de intervención que mejore las competencias emocionales en estudiantes de carreras tecnológicas para así contribuir a la calidad de la educación. Con respecto a las diferencias por carrera, únicamente la carrera de optometría puntúa dentro del rango alto en manejo emocional, mientras que el resto de las carreras se sitúan dentro de regular. Al analizar las diferencias en cuanto a género, jornada y edad, únicamente se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la variable género (mayor puntaje en el género femenino).
Este estudio sienta las bases para una posterior investigación longitudinal y experimental que permita ir monitoreando los cambios que se pueden dar en el manejo emocional de los estudiantes tras recibir una asignatura que se centre en el desarrollo de las habilidades emocionales.
Como lo señalan algunas investigaciones (Cazan y Năstasă, 2015; Rábago de Ávila, Castillo y Pérez, 2019) es necesario implementar programas de intervención que apunten a trabajar la IE para promover el ajuste a la vida académica y sobre todo contribuir con la formación integral de los futuros profesionales.
Abrir el camino de la investigación en el área de la IE en el estudiantado contribuye a la calidad de la educación superior puesto que como señalan Pena, Extremera y Rey (2016) algunas habilidades emocionales son y serán muy demandadas en el mundo laboral y quienes las posean tendrán mayores oportunidades de empleabilidad y éxito profesional. Por tanto, se evidencia la necesidad de incluir en el currículo la formación en competencias emocionales no solamente en la educación básica o bachillerato, sino también en institutos tecnológicos superiores y universidades con el fin último de contribuir al bienestar de los futuros profesionales.

Referencias

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