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El TElégrafo: orígEnEs dE un diario guayaquilEñoEl TElégrafo: orígEnEs dE un diario guayaquilEño
Tamayo, N.
YACHANA Revista Cientíca, vol. 12, núm. 2 (julio-diciembre de 2023), pp. 145-163
El 17 de septiembre de 1907, al grito de
Viva Alfaro, soldados, empleados del mue-
lle y resguardos atacaron nuevamente los ta-
lleres de los periódicos opositores (Gómez,
1998b). El Telégrafo salió de circulación
para reaparecer el 7 de agosto, pero el día
19, otro ataque obligó a Castillo a partir ha-
cia el exilio por unas semanas (Pérez, 2005).
Camilo Destruge (1982) señala que en la
segunda administración de Alfaro, El Te-
légrafo mantuvo una oposición moderada,
informó extensamente sobre temas inter-
nacionales y fue parco en los asuntos de
política interna, sin abandonar los temas de
interés general.
El 11 de agosto de 1911, en medio de una
revuelta popular, Alfaro renunció a la Pre-
sidencia y partió a Panamá. Carlos Freire
Zaldumbide, entonces Presidente del Con-
greso, fue designado Presidente Interino.
Convocadas las elecciones presidenciales,
triunfó Emilio Estrada Carmona. Gobernó
apenas cuatro meses hasta su fallecimiento
en enero de 1912. El Congreso, con mayo-
ría placista y conservadora, designó a Frei-
re como Presidente. La decisión fue recha-
zada por los alfaristas de Esmeraldas que
declararon Jefe Supremo a Flavio Alfaro.
Por su parte, Pedro Montero se proclamó
Jefe Supremo del Guayas.
Leonidas Plaza se desplazó a Guayaquil
a combatir a Moreno. Alfaro, de retorno
de Panamá, esperaba ser mediador entre
los bandos de su partido, sin embargo, las
fuerzas liberales radicales habían perdie-
ron terreno y estaban siendo derrotadas.
Montero capituló, Alfaro rmó la rendi-
ción con la condición de amnistía para los
levantados en diciembre de 1911 y su exi-
lio. Desconociendo los acuerdos, Plaza or-
denó la detención de Alfaro, sus generales
y varios liberales, entre ellos el periodista
Luciano Coral, director del diario El Tiem-
po. Montero fue juzgado por traición, eje-
cutado y su cuerpo arrastrado por las calles
de Guayaquil.
Los prisioneros fueron llevados a Quito
por órdenes de Freire. El historiador Enri-
que Ayala arma que es incuestionable el
acuerdo de los placistas con los conserva-
dores y los clérigos que azuzaron a la mul-
titud. Su hijo Olmedo Alfaro acusó a Plaza
y Freire de urdir un plan que terminó con
el asesinato y responsabilizó a la prensa
como instigadora del horrendo crimen.
El Viejo Luchador, como se llegó a cono-
cer a Alfaro fue asesinado el 28 de enero de
1912. Ese acontecimiento marcó el epílogo
del desencuentro entre conservadores y libe-
rales. Alfaro impulsaba una modernización
estatal con inclusión social, un desarrollo
de la industria, una integración regional y
el laicismo (Paz y Miño, 2013). Leonidas
Plaza, representaba a la banca y los expor-
tadores de la Costa que habían entrado en
contradicción con el proyecto liberal.
La facción placista había triunfado. El Te-
légrafo se alineó con Leonidas Plaza, cer-
cano al Banco Comercial y Agrícola, y se-
lló su vínculo con los sectores nancieros.
El crecimiento del diario
El crecimiento del periódico se sitúa duran-
te la segunda Presidencia de Leonidas Pla-
za, 1912-1916, justamente en el momento
de mayor auge de la banca costeña. Hay
que recordar que para esta época el Banco
Comercial y Agrícola, de Francisco Urbina
Jado, y el Banco del Ecuador, gozaban de
un poder inusitado porque eran emisores
de moneda, se encargaban de comerciar los
giros de los exportadores y controlaban el
dinero en circulación en el país.