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IntelIgencIa artIfIcIal en la educacIón del sIglo XXI: una IntelIgencIa artIfIcIal en la educacIón del sIglo XXI: una
eXploracIón a su ImplementacIón, benefIcIos, desafíos y eXploracIón a su ImplementacIón, benefIcIos, desafíos y
consecuencIas étIcasconsecuencIas étIcas
Quezada, C., Urbina, C.
YACHANA Revista Cientíca, vol. 14, núm. 1 (enero-junio de 2025), pp. 19-32
Para ello el docente debe capacitarse en el
uso de tecnologías de IA que puedan apor-
tar innovaciones didácticas y prácticas a su
trabajo como el manejo de metodologías
ágiles para el desarrollo de proyectos, me-
todologías activas para procesos de ense-
ñanza-aprendizaje, diseño de recursos di-
dácticos bajo instrucción, vigilancia y diag-
nóstico tecnológico para la educación, uso
controlado y ético de las inteligencias arti-
ficiales generativas para el desarrollo de en-
sayos, artículos y obras literarias, propiciar
escenarios de debate y reflexión en las au-
las, proyectos de aula basados en la filosofía
de la tecnología, explorar dinámicas y disci-
plinas como la biomimética para reconocer
bioinspiraciones con el objetivo de motivar
la creatividad y fomentar la originalidad de
los trabajos educativos.
Investigadores como Cukurova et al., (2019)
consideran estas tecnologías como recursos
que permiten aumentar la capacidad de la
inteligencia humana y convertir a los do-
centes en mentes supereducadoras, siendo
de esta manera uno de los grandes aportes
que puede realizar la IA al trabajo docente.
De la misma forma, en entrevistas realizadas
por el Observatorio de la Universidad Na-
cional de Educación se destacan algunos be-
neficios de la IA para la labor docente como
“la planificación de adaptaciones curricula-
res y la enseñanza mediante la recreación
audiovisual” (Apolo et al., 2024, p. 15).
En este sentido, el aporte del docente al tra-
bajo realizado por la IA debe ser desde la
creatividad en el diseño de estrategias didác-
ticas y planificación de actividades que se
desarrollen para construir los conocimien-
tos en el estudiante (Bearman, et al, 2023),
orientando al mismo a un correcto uso de
esta tecnología en la resolución de problemas
y en el desarrollo de los distintos contenidos
de aprendizaje.
En este sentido, el rol del docente debe cen-
trarse en supervisar el trabajo de la IA, pues
los resultados que se obtengan en el proce-
so de enseñanza-aprendizaje de la IA esta-
rán bajo su responsabilidad y aprobación
(Crompton & Burke, 2023).
La IA debe ser vista como una herramienta de
asistencia al docente, como lo es el pizarrón
o la computadora, y utilizar la misma en la
solución de distintos problemas educativos,
como la atención de los diferentes ritmos de
aprendizaje, o la adaptación del currículo a
necesidades espaciales, logrando de esta ma-
nera un mejor desarrollo de los procesos de
enseñanza con el grupo de estudiantes.
Consecuencias, desafíos y limitaciones
éticas
En este punto, es menester mencionar que la
inteligencia artificial es distinta de la inteli-
gencia humana. La inteligencia humana se
construye a través de procesos de aprendi-
zaje donde intervienen las emociones, el de-
sarrollo cognitivo y procesos de aprendizaje
(Vygotsky, 2009). La inteligencia artificial se
desarrolla a través de la programación que se
le brinde y su relación con el usuario, quien
es el que le brinda las instrucciones de traba-
jo. (Bandura, 1986; Liu y Matthews, 2005).
Dicho de esta manera, las implicaciones éti-
cas que conlleva su uso están limitadas por
el propio usuario que programa las instruc-
ciones y el modo en que emplea los resulta-
dos de la misma. Jobin et al. (2019) exponen
que existen 3 principios en el uso de la IA: 1.
Transparencia, 2. Justicia y Equidad, y 3. No
maleficencia.
El principio de transparencia en el campo
educativo tiene que ver con la manera de
cómo se emplean los programas de IA, tan-
to por docentes como por estudiantes, en la
resolución de determinados problemas, así